Ilusión.

El camino de esta profesión tiene muy pocas rosas y ahí reside, quizá,  su mayor riqueza. Siempre tenemos que estar enfrentando un vacío y los pétalos que van apareciendo en él dejan huellas imborrables en nuestra alma. 

Hace varios meses que me pregunto qué es de esta profesión cuando no hay ilusión, cuando sentimos desengaño, rabia, dolor y no tenemos el espacio creativo simbólico para ponerlo en juego. Mientras transitamos estas emociones no nos damos cuenta, o al menos con una cierta perspectiva,  de que caerse es fundamental para reinventarnos y crear. 

La creación me ha salvado de los momentos de mayor incertidumbre personal y profesional. No sabría levantarme de otro modo. 

No obstante y, volviendo a la ilusión, entendiendo a esta como la "esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo", es vital para transitar ese vacío, para gestionar las emociones que de él puedan derivar. 

Sin ilusión, los pétalos pasan sin dejar huellas. 

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