Amor


Cuando lo olfateó por primera vez supo que era amor verdadero.

Lo había visto crecer junto a ella y transformarse con los años delante de sus ojos.

Su tacto era inolvidable en cada nueva verdad.

Su gusto fue lo que le apasionó por completo, era adictivo, no podía despegarse de él.

Escuchar la melodía de su voz, única e irrepetible cada vez, evocaba esa sinceridad singular que sólo en él podría encontrar.



Tú y siempre tú teatro.
Feliz vida del teatro.
¡Salud y Arte!


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