Multiplicando en besos

Seguía sin recordar la tabla de multiplicar. 
Tantos números entrecruzados en su cabeza: de calles, años, personas, relaciones, discusiones. 

Sabía como se restaba.
Restar el tiempo, cumpleaños, amor, amistades...

Descubrió como olía su cuello, sus labios, su risa...
Entonces fue cuando empezó a multiplicar en besos.








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