Círculo con bordes

Los bordes de aquella piscina siempre me habían resultado muy peligrosos, cada vez que los miraba se cruzaban por mi mente imágenes terribles. 
Aunque su forma irregular y circular hacía difícil el ejercicio en su interior, cada verano pasaba horas y horas en ella, me gustaba lo cíclico de su agua en movimiento a través de mi cuerpo. 

Veía las imágenes en blanco y negro: el primer beso, los siguientes, los presentes...

El círculo acuoso se presentaba cada verano más pequeño y sus bordes menos amenazantes. 

Los recuerdos de aquellos labios se volvieron rojos y crearon su propia vida.  

¡Salud y arte!


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