Oso verde

Cuando era pequeña un día fue con su padre al médico, él siempre le llevaba a ponerse todas las vacunas porque su madre trabajaba desde temprano. 

A ella no le gustaba mirar a su alrededor en aquellas interminables salas de espera, por eso siempre se llevaba un juguete. Ese día había escogido a su oso verde. 
Cuando estaba esperando una voz irrumpió su juego:

- ¿Está malo tu oso?
- Es una osa- respondí yo enfadada. Cuando alcé la vista vi a una señora mayor que me miraba con dulzura. Llevaba unos cables en la nariz. Yo volví a bajar la mirada. Me daba miedo. Me agarré a la chaqueta de mi padre.

- Perdona, tu osa está enferma. 
- No está enferma, se va a poner una vacuna- Miré de reojo a la señora, parecía dolorida, pero mostraba una sonrisa tranquila. Decidí mirarla sin importarme lo de aquellos cables. 

La doctora la llamó para ponerse la vacuna. Ella entró, ya se lo conocía, era un pequeño pinchazo y ya llegaba la ora del desayuno. Al salir la señora seguía sentada.
- Dale un buen desayuno a tu oso, y recuerda que las cosas pequeñas son las más grandes.
Yo no me di cuenta en aquel momento de lo que aquella señora quería decir, no le di importancia, lo único que quería era salir.
Ahora soy yo la que espera en una sala con un cable en la nariz, veo a niños jugar y en el fondo yo también sigo jugando con mi oso verde.

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