Simplemente ella.

Escuchaba todo aunque los demás creyeran que ella no estaba mirando. 

Veía todo aunque nadie se percatara de qué color eran sus cejas. 

Sentía todo aunque a veces su piel cambiaba de color y se irritaba tanto que creía tener que arrancársela. 

Sabía que era fuerte aunque los demás apelaban a su sensibilidad.

Quería lo que le hacía sentir viva. 

Vivía con lo que no quería y a veces quería. 

Seguía aprendiendo a ser ella. 

¡Salud y Arte!


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